Iwá Pelé es trascender el
plano físico, elevar la conciencia y comprender la vida.
Ser positivo: pensar con
esperanza (cada mañana será mejor que la de hoy).
Tener entusiasmo que nace
de la confianza por la comunión con el mundo espiritual.
Practicar la sinceridad,
hablar con la verdad, tener honestidad, no aparentar lo que no se es. Ser
honestos nos permite también exigir honestidad de quienes se relacionan con
nosotros.
Hay distintas sentencias Yorùbá que ejemplifican lo dicho:
“Los Òrìsà le dan la espalda a la persona que aparenta una cosa y realmente es otra”
“Se puede engañar a los vivos pero no a los muertos”
“Tenga cuidado con tomar lo ajeno, porque si no lo descubren los vivos, lo están viendo los muertos”
* Tener pulcritud. Se ha de procurar tener limpieza física, mental y espiritual. Debemos limpiar el dolor de nuestro corazón, dejar en el pasado lo que pasó. La sinceridad y la pureza otorgan poder a las oraciones. No envenenar nuestro organismo. La promiscuidad lleva a perder la salud y el respeto de los Òrìsà.
Hay distintas sentencias Yorùbá que ejemplifican lo dicho:
“Los Òrìsà le dan la espalda a la persona que aparenta una cosa y realmente es otra”
“Se puede engañar a los vivos pero no a los muertos”
“Tenga cuidado con tomar lo ajeno, porque si no lo descubren los vivos, lo están viendo los muertos”
* Tener pulcritud. Se ha de procurar tener limpieza física, mental y espiritual. Debemos limpiar el dolor de nuestro corazón, dejar en el pasado lo que pasó. La sinceridad y la pureza otorgan poder a las oraciones. No envenenar nuestro organismo. La promiscuidad lleva a perder la salud y el respeto de los Òrìsà.
Tener orden y disciplina.
El orden permite ahorrar tiempo y energía; de esta forma multiplicamos nuestra
productividad.
Ser resistentes es la
capacidad de soportar el dolor y la adversidad sin quejarnos. La voluntad y el
coraje permiten seguir adelante en contra de oposiciones. Firmeza es permanecer
fiel a nuestras creencias y convicciones, a nuestra verdad, independientemente
de ganancias o pérdidas, fieles a nuestra voz interior. Debemos desempeñar con
constancia las tareas asumidas y concluir todo lo que se empieza. Tener
paciencia para esperar lo bueno, para tolerar las traiciones, las calumnias y
el desagradecimiento.
Evitar discusiones y peleas
principalmente dentro de nuestra casa para no dar lugar a que de esta forma se
corte nuestro progreso. Controlar la lengua para que nuestras palabras siempre
sean constructivas. No ser curiosos, ni inmiscuirnos donde no nos corresponde.
Practicar la humildad.
Somos actores que desempeñamos un papel efímero en la obra de teatro que es
esta vida material. Somos administradores transitorios que tendremos que rendir
cuenta por el uso que hemos dado a lo que hemos dispuesto.
Estudiar porque el
conocimiento permitirá incrementar nuestra capacidad.
Buscar la prosperidad con
trabajo, perseverancia y humildad.
Desarrollar la tolerancia y
la comprensión, respetar el libre albedrío de los demás aunque estemos en
desacuerdo con sus creencias y comportamientos. Así como exigir respeto a
nuestra persona y propia dignidad. Ser Valientes. No permitir que nos hagan
daño. Ejercer el derecho de defensa y protección.
Cultivar la tranquilidad,
el descanso y el silencio para encontrarse a si mismo.
Por último el buen carácter
debe manifestarse en obras productivas y de utilidad, tal como dice la máxima
yoruba:
“En la casa de un no religioso encontramos maleza y matorrales, mientras que en la casa de un religioso encontramos una huerta”.
“En la casa de un no religioso encontramos maleza y matorrales, mientras que en la casa de un religioso encontramos una huerta”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario